Las investigaciones y los expertos que las realizan cada día consideran con mayor seguridad que la práctica deportiva es capaz de aportar al ser humano importantes beneficios físicos, psicológicos y sociales. Pero también es sabida su capacidad para la educación integral de la persona. En relación tanto con los valores que se transmiten como con la integridad estructural de los jóvenes atletas.
Por el contrario, también hay quienes resaltan el mal comportamiento que han demostrado varios atletas en los últimos tiempos, y la falta de esa integridad que intenta promulgarse con su práctica. Y es que, existen muchos beneficios. Pero son pocas las personas que mantienen un estilo de vida activo y perdurable a lo largo de la vida adulta. Y que lo vuelven una parte sustancial de su día a día.
A continuación repasaremos cómo poder desarrollar una práctica físico-deportiva enfocada en la integridad estructural de los jóvenes atletas. Ya que es a partir de las edades tempranas cuando se debe promulgar. Tanto el hábito de hacer deporte para una vida saludable a nivel físico y mental, como los valores y la educación impartidos.
Educación en valores y desarrollo moral
Los psicólogos, pedagogos, sociólogos y educadores se han unido a la labor que anteriormente divulgaban los entrenadores y preparadores físicos. El deporte se ha vuelto un aspecto más que destacado dentro del valor educativo. Para que se desarrolle una integridad estructural en los individuos, además de considerarse un medio de integración social y cultural.
Dentro de ese marco de integridad estructural, se encuentran cualidades como la justicia, el esfuerzo, la lealtad, normas de convivencia, respeto, compañerismo, disciplina, trabajo en equipo y responsabilidad, entre tantos otros. Pero, a su vez, no se puede ignorar que si bien el deporte promulga estas virtudes no existirá nunca una seguridad absoluta de que esos valores no sean olvidados con los deportistas a través del tiempo.
Entonces, estas pasan a ser una serie de características que, si bien son presentadas de forma didáctica y competitiva por el deporte, después es el deportista quien debe permanecer durante toda su vida eligiendo el camino correcto a la hora de desarrollar su carrera.
En caso contrario, aparecerán muchos antónimos relacionados con las palabras anteriores. Entre ellos se encuentran la intolerancia, las conductas agresivas, aspectos antideportivos, la trampa y recurrir a sustancias para mejorar el rendimiento.
La comercialización del deporte
Con relación al último planteamiento, la comercialización del deporte debe tomar su cuota de culpabilidad como uno de los motivos principales para fomentar el ‘ganar como sea’. Y es que la recompensa para el ganador es demasiado alta en relación al castigo para el perdedor. Y algunas escuelas del Reino Unido han visto como algo necesario introducir un código deportivo de conducta para combatir la caída de la deportividad en las competiciones escolares.
Si bien es una consecuencia que ‘explota’ en la elite y en el alto nivel, esa visibilidad que consigue en esos niveles es producto de toda una carrera en la que se incentiva la necesidad de ganar como fin último.
Como vemos, son muchos los valores que pueden transmitirse mediante la práctica deportiva. Y educar en este tipo de aspectos tiene que ser la prioridad para observar, años después, competiciones más justas y leales.
La integridad estructural en la práctica
La actividad física y el deporte requieren que el cuerpo se mueva con cierta intensidad, saltar, girar y correr algunas veces de forma impredecible y que se mantenga en un estado de reposo activo cuando está descansando.
Los niños se regulan de forma natural durante el juego y van a sentarse cuando estén cansados o moverse de forma diferente en plena actividad. Cuando los adultos se involucran, piden una repetición de los movimientos y, con frecuencia, se expone a los jóvenes a moverse de forma repetitiva sin evaluar si sus cuerpos están alineados para hacerlo.
Existe, por esto, una necesidad de practicar diferentes actividades para el desarrollo de habilidades motoras y también de perspectiva de desarrollo físico. Esto, también forma parte de lo que llamamos integridad estructural. Y que la misma se respete puede ayudar a desarrollar al atleta joven para poder rectificar y prevenir la mayoría de problemas potenciales.
El equilibrio entre juego, competición y entrenamiento físico durante el desarrollo es crucial para el bienestar del deportista a largo plazo.
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