El caos ha llegado hace tiempo al Golf Mundial y los rivales son claros y concretos. Por un lado, el clásico torneo norteamericano de toda la vida, el PGA, y del otro, una Superliga saudí alimentada a base de millones y millones de dólares.

El futuro del golfEsta última constará de ocho torneos que se disputarán entre junio y octubre en las ciudades de Londres, Portland, Bedminster, Boston, Chicago, Bangkok, Yedda y Miami. La primera cita, ya consumada, se concretó entre el 9 y el 11 de junio en el Centurión Golf londinense. Reunió a 48 jugadores y constó de 25 millones de dólares en premios, el doble de lo que reparte cada uno de los grandes del PGA.

El ganador en el Centurion Club de Londres, la prueba inaugural de las nuevas LIV Golf Invitational Series, fue el sudafricano Charl Schwartzel, quien había ganado un Masters, en 2011. El premio fue de 4 millones de dólares, mientras que el último en la clasificación, Andy Ogletree se llevó los 120.000 dólares que correspondían al peor clasificado.

Aquí radica la principal diferencia de esta auténtica guerra en el Golf Mundial: el dinero. El torneo que más billetes entrega en el circuito americano es The Players, con 3,6 millones para el ganador. Mientras que los poderosos saudíes ya han entregado cuatro millones al vencedor, y de ahí en una escala descendente hasta el último clasificado.

Como era de esperarse, el PGA Tour no iba a quedarse de brazos cruzados ante la noticia de la disputa del primer torneo de la liga saudí. Y envió a sus jugadores una carta contundente en la que les prohibía participar en la nueva competición.

 

La respuesta del PGA

El mencionado primer torneo del LIV Golf, contó con Greg Norman. El ex jugador australiano que estuvo durante 331 semanas al frente de la clasificación mundial entre los años 80 y 90, como cabeza visible. Quien declaró: “Somos golfistas, podemos jugar donde queremos, ¿por qué no podríamos hacer lo que mejor hacemos y no cobrar por eso?”.

Guerra en el golf mundial

La postura de la PGA también fue muy clara: “Hemos notificado a aquellos que lo han solicitado que su petición ha sido rechazada de acuerdo con el Reglamento de Torneos del PGA Tour. Por lo tanto, los miembros del Tour no están autorizados a participar en el evento de la Liga de Golf Saudí en Londres”.

El dinero saudí había atraído a algunos de los mejores golfistas del mundo. Entre los nombres que habían solicitado el citado permiso se encuentran Sergio García, Pablo Larrazábal, Phil Mickelson, Braden Grace, Louis Oosthuizen, Martin Kaymer, Charl Schwartzel, Kevin Na y Ian Poulter.

La respuesta del PGAA pesar de esta advertencia, los dólares pudieron más que el comunicado y Jay Monahan, comisionado del PGA, volvió a difundir otro comunicado una vez que la decisión de los profesionales fue tomada para cambiar de liga. Las sanciones que se dieron a conocer fueron para 17 jugadores que abandonaron su antigua liga para participar en el nuevo certamen. En el mismo se encuentran involucrados nombres de peso como Dustin Johnson, ex Nº 1 del mundo y ganador de dos Majors, y el veterano Phil Mickelson (51 años), ganador de otros seis. También figura el español Sergio García y el sudafricano Louis Oosthuizen: “Estos jugadores han hecho su elección por motivos propios y financieros. Pero no pueden exigir los mismos beneficios de membresía de la PGA, ni tampoco consideraciones y oportunidades. Esa expectativa les falta el respeto a ustedes, nuestros fanáticos y nuestros socios”.

 

El futuro del golf

El dinero saudí ha provocado un terremoto sin precedentes y ha desatado una guerra en el golf mundial. El circuito de este año dispone de una modalidad de juego individual y otra por equipos, cuenta con torneos de tres días, con 54 hoyos y sin cortes. Además de unos ambiciosos deseos de expandirse en los próximos años con 2.000 millones de dólares más para promover dicha expansión. La idea principal es ampliarse a 10 torneos en el 2023 y a 14 en el 2024. La guerra en el golf mundial dejó de ser una posibilidad para pasar a ser una realidad y Greg Norman ya lo dejó claro: “No nos detendrán”.

Centurion Club de Londres