El deporte adaptado es considerado una actividad físicodeportiva que está especialmente pensado para que personas con diferentes discapacidades puedan practicarlo. Cuando hablamos de personas con diferentes discapacidades nos referimos tanto a discapacidades físicas como psíquicas o sensoriales. Y, por suerte, la difusión sobre estas actividades es cada vez mayor, lo que propicia un escenario ideal para que más deportes, equipos y federaciones apuesten por el deporte adaptado. En este artículo hablamos sobre el deporte paralímpico en la infancia.
Deporte adaptado
A pesar de sus orígenes como un método de rehabilitación para los soldados heridos después de la II Guerra Mundial, hoy podemos decir que las funciones del deporte adaptado se dividen en 3 principales.
En primer lugar, se observa su función recreativa, ya que facilita las relaciones sociales y el protagonismo de la persona en su día a día. Por otro lado, se encuentra función de la competición, que resulta fundamental para aumentar la autoestima de la persona con discapacidad por su rol en el equipo o en la competición individual. Y, por último, encontramos la función de integración social que, a grandes rasgos, nos expone las relaciones sociales que puede generar la persona dentro del deporte.
Ahora bien, estas 3 funciones básicas y fundamentales se aplican de excelente manera en los adultos. Pero se vuelve aún más importante en los niños, y es por eso que se considera al deporte paralímpico en la infancia prácticamente como una necesidad.
El deporte y los niños con discapacidad
A la hora de desarrollar en mayor profundidad las 3 funciones mencionadas anteriormente con respecto al deporte paralímpico en la infancia, encontramos a los siguientes como los principales beneficios.
El canalizador de energía:
Cualquier tipo de ejercicio físico ya de por si se encarga de una descarga muy importante que favorecerá a los niños para expulsar la energía que poseen. De esta forma llevarán un ritmo de vida mucho más activo y adecuado para su edad. Porque en muchos casos las discapacidades dan la sensación a las personas de que quedarse todo el día inactivas es lo que les toca. Pero, por el contrario, padecer una discapacidad debe ser tomada de una manera distinta. Sobre todo en un niño que necesita liberar energía y no llevar una vida sedentaria.
Relaciones sociales y nuevas amistades:
Formar parte de un equipo, ya sea para competir en grupo o de manera individual, ayuda a los niños entablar relaciones con sentido, con personas que comparten sus motivaciones y sus gustos. De esta forma, el deporte paralímpico en la infancia se vuelve el escenario ideal a través del cual poder establecer relaciones y conocer a otros niños con los que compartir sus gustos.
Deporte en equipo:
La práctica de cualquier deporte posibilita a los niños el hecho de aprender a trabajar en equipo. Y, si hablamos puntualmente de un niño con discapacidad, es una manera ideal de demostrarle que el trabajo en equipo puede ayudarlo a superar cualquier problema. Con un deporte de equipo, evidentemente los niños aprenderán a trabajar de manera conjunta para lograr sus objetivos. Pero incluso en un deporte individual el trabajo en equipo también será necesario. Ya que en los entrenamientos se relacionarán con otros niños que tienen los mismos objetivos y con entrenadores que lo ayudarán (tanto a él como a sus compañeros) a mejorar de manera conjunta.
Motivación:
En varias ocasiones hemos hablado de lo importante que es la motivación en el deporte, en estos casos en particular, mantenerse motivado en vista de nuevos retos aumentará sus ganas de superarse y conseguir nuevos objetivos.
La historia de Iraide Rodriguez
El caso de Iraide es el ejemplo perfecto de que el deporte paralímpico en la infancia puede literalmente cambiar la vida de las personas. Y, como es tan importante tener ejemplos a seguir para lograr la primera motivación, a continuación, repasaremos brevemente su historia.
Esta es la historia de una niña a la que un infarto medular D7-D12 la dejó parapléjica en primeros dos días de vida. Y actualmente se ve obligada a utilizar una silla de ruedas. Pero como la propia niña explicó en diferentes entrevistas: “la silla la llevo en el trasero, no en la cabeza”.
Hoy en día, y tras un apoyo espectacular de sus padres durante los trece años que lleva de vida, Iraide practica tenis, esquí, atletismo, natación, ‘hand-bike’ y hasta llegó a participar en la ‘Spartan Race Kids’. Una competición que tiene como principal misión animar a los niños a divertirse mientras superan todo tipo de obstáculos.
Cuando sea grande, la niña quiere ser deportista profesional. Y, sobre todo, cirujana cardiovascular, porque como ella misma dice: “los cirujanos operan con las manos, no con los pies”. Una clara muestra de que los límites están solo en la cabeza.
Por último, también rescatable es el pensamiento de su madre. Quien en una entrevista reciente al ABC, explicó la importancia del deporte paralímpico en la infancia de su hija: “Iraide es quien es por el deporte. La ‘rehabilitación’ es muy dura y poco a poco fuimos sustituyendo este término por el de ‘deporte’.”
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