La comida rápida genera cada vez más muertes en los países del primer mundo
La comida rápida o ‘’fast food’’ comenzó a popularizarse a mitad de siglo XX, más en concreto en Nueva York (EEUU). Se servía a través de ventanillas y, poco después comenzar a aparecer locales que venden comida sin la necesidad siquiera de salir del coche.
También se popularizó más a posteriori por toda Europa, siendo Berlín una de las ciudades pioneras. Aquí, se empezó a comercializar la venta de comida envasada para el consumo en los hogares.
Hoy en día, la comida rápida es un fenómeno completamente masificado, ya que prácticamente todo el mundo la consume de forma regular. Si hablamos de beneficios, uno de los pocos que tiene es la comodidad que ofrece en todos los sentidos, ya que hoy en día podemos consumir este tipo de comida en locales físicos, comprándolos en cualquier supermercado o local de alimentación, e incluso solicitando que nos lo traigan a nuestra propia casa.
El hábito que se ha ido adquiriendo se debe, principalmente, a la falta de tiempo durante el día para elaborar comidas con ingredientes más naturales y de mejor calidad, ya que éstas requieren una dedicación y elaboración que muchas personas hoy en día no disponemos.
Pero ahondemos un poco más, ¿por qué no aporta apenas beneficios este tipo de comida? Pues bien, la respuesta es clara: los alimentos que nos ofrecen pierden calidad debido a los grandes procesos que sufren antes de ser puestos a la venta. Las materias primas se degeneran debido a la multitud de aditivos y colorantes que las grandes empresas incluyen para hacer el producto más atractivo, por lo que pierden mucha calidad alimenticia a la hora de su venta.
A largo plazo, la comida rápida tiene infinidad de desventajas, ya que, por ejemplo, suma muchas más calorías, grasas y azúcares que otros alimentos más naturales, lo que eleva la probabilidad de acabar teniendo problemas de diabetes, sobrepeso o enfermedades circulatorias o renales.
Por tanto y para concluir, hay que remarcar que el consumo excesivo de este tipo de alimentación es el que tendrá consecuencias negativas a medio y largo plazo, no así el consumo puntual y extraordinario.
Artículo escrito por Javier Jiménez Fernanz.
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