Los beneficios obtenidos al realizar actividad física son muchos, y además incuestionables, sin embargo, otra gran ventaja que se producen mientras realizamos esas actividades son las interacciones sociales que se generan con otras personas. Para que el combo sea completo, todos los ejercicios y los espacios físicos se deben relacionar entre ellos generando diferentes sensaciones en la persona que realiza las actividades. Esto se debe a que cada espacio de trabajo produce sensaciones diferentes y lo que en ellos se produzca, va a aportar experiencias que son propias de ese lugar en particular. Las diferencias entre el ejercicio físico en un lugar cerrado como nuestra propia casa o un gimnasio, en comparación con un parque al aire libre, nos muestra el ejemplo perfecto para este concepto, y por eso es necesario comprender que las actividades en el medio natural son una variante tan necesaria como complaciente.
Principales ventajas de realizar actividades en el medio natural
Al realizar actividades en el medio natural surgen inmediatamente una serie de ventajas que debemos tener en cuenta y son las siguientes:
- Mayor vitalidad, con un considerable aumento de la autoestima.
- Aumento en los niveles de dopamina, serotonina y endorfinas. Esta última es considerada la “hormona de la felicidad”. Y esta reacción hormonal se debe por la actividad física en si pero también por la exposición al sol.
- Mejora importante en la función inmunológica.
- Se produce un mayor gasto calórico que al realizar la actividad en un lugar cerrado con aire acondicionado o ventiladores. Incluso los ejercicios como correr ya de por si suponen un mayor gasto de calorías.
- Desarrollo de mejoras a nivel de salud mental y funciones cerebrales. Esto se debe tanto a la exposición al sol como a las relaciones sociales que se promueven en un ambiente natural.
- Mejora de la salud cardiovascular.
La importancia de las rutinas al aire libre
Los hábitos y las rutinas lo son absolutamente TODO. Cada vez que adquirimos un nuevo hábito, y lo hacemos parte de nuestra rutina, nuestro cerebro deja de considerarlo como algo que debe requerir una dosis de esfuerzo y energía. Cuando algo se vuelve parte de un hábito le estamos explicando a nuestro cerebro que ya es parte de nuestra vida y ni siquiera necesitamos disciplina para ejecutar esa acción. Pero claro, formar esos hábitos no es nada fácil, sobre al principio cuando no estamos acostumbrados a realizar ciertas tareas. Esa disciplina que no necesitaremos una vez adquiridos, es toda la que vamos a necesitar al comienzo de nuestro viaje hacia formar una rutina. Establecer unas buenas rutinas que involucren actividades en el medio natural es sencillamente fundamental. Porque, como vimos en el punto anterior, las ventajas de ejercitarnos con exposición al sol son enormes.
Otro tipo de hábito que nos caería de maravilla es el de una alimentación sana. Sobre todo en esta época donde un sistema inmunológico fuerte puede ayudarnos a superar cualquier imprevisto. Con las actividades diarias e incluso si sumamos las actividades en el medio natural se generará un gasto calórico muy importante en nuestro organismo. Por lo que necesitaremos una alimentación rica en vitaminas y proteínas, donde las frutas y las verduras deben ser la base de esa alimentación por sus aportes de fibra, antioxidantes y fitoquímicos, además de un 90-95% de agua.
Una buena alimentación (especialmente antes de cada entrenamiento), realizar ejercicios de entrada en calor, estar correctamente hidratados y elegir de forma adecuada el calzado y la ropa son otros pequeños consejos básicos para que nuestras actividades en el medio natural sean un éxito.
Lugares para desarrollar estas actividades en el medio natural
Si bien es cierto que la mayoría de las personas vivimos en centros urbanos y solemos salir a correr en parques o avenidas. Estos no son siempre los lugares más adecuados. Es importante diferenciar la localización de cada parque y entender que, si bien es mejor entrenar en un parque que en un lugar cerrado, mientras más nos alejemos de la ciudad la contaminación del aire será mucho menor. Esto tiene principal incidencia en que cuando corremos es cuando mayor cantidad de aire necesitamos en nuestros pulmones. Y al desarrollar actividades aeróbicas la contaminación de ese aire es un punto que debemos tener muy en cuenta.
Por eso los lugares con una alta concentración de oxigeno son la mejor opción siempre. Y si debemos hacer algunos kilómetros para alejarnos de nuestra zona urbana donde el consumo de toxinas es mayor, siempre que sea posible, nuestros pulmones lo agradecerán.
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